lunes, 14 de febrero de 2011

Superación laboral


En Síntesis…
Superación laboral

Vinicio Portela Hernández
Hace un año hice este pequeño relato, ya que el amor no es siempre lo que nos cuentan las novelas románticas, que tiene un final feliz, bueno sí alguno de ustedes lo desea lo puede tener.
Les comparto esta narración que titulé: Superación Laboral.

Los primeros rayos del sol entran entre las cortinas que cubren la ventana del cuarto de Gabriela, es sábado y puede despertar tarde pero el sonido del camión que pasa a surtir el agua en garrafón por la Delegación Terán la levanta.
Gaby como la conocían sus amigos, es una niña buena, considerada, desde que estaba en la secundaria trabaja para ayudar a sus padres en los gastos de la casa, ahora que se encuentra en la universidad continúa con ese hábito.
Su cuarto es como el de cualquier muchacha de 19 años, que guarda un asomo de lo fue su infancia, una cama de madera cubierta de un gran edredón rosa con la imagen de Hello Kitty, almohadas multicolores, un gran perro de peluche color negro que cubre casi media lecho.
Su habitación no es muy grande, es más bien pequeña, en el tocador guarda celosamente una fotografía de su madre fallecida hace tres años, fue una profesora de nivel primaria, recatada, apegados a los principios cristianos que le enseñaron en su pueblo natal Zinacantán.
Gabriela es de esas mujeres que no puedes dejar de ver, es alta, aproximadamente de un metro 68 centímetros, con un par de ojos rasgados color miel, su cabello largo, castaño y lacio, tanto que perecía que la fuerza de gravedad lo atraía con más fuerza.
Su esbeltez era extraordinaria, parecía atleta, pero Gaby no movía ni un dedo para ejercitarse, muchos decían que es por la constitución de su progenitor que es un refugiado español, que en su infancia sus padres se fueron a radicar a la ciudad de San Cristóbal de las Casas y ahí fue donde conoció a su esposa, quien estudiaba en una de las primarias del lugar.
Era exactamente perfecta, el amalgamamiento exacto entre la fisonomía indígena y la española.
Desde hace más de 15 años, Gabriela y su familia emigraron a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, ya que la situación de su padre se agravo en San Cristóbal de las Casas, ya que un grupo de indígenas pertenecientes a una asociación campesina invadió su rancho y lo dejo en la miseria.
Él trató de recuperar su tierra, pero desafortunadamente en aquel entonces las autoridades no hicieron nada para solucionar ese problema, el papá de Gaby y otros rancheros de la región perdieron su patrimonio del mismo modo.
Sin embargo, todavía conservaban una propiedad en Tuxtla Gutiérrez y decidieron cambiar de residencia, ya en la ciudad sus padres encontraron empleos, su mamá trabajaba en la Primaria Álvaro Obregón hasta su muerte y su padre era un prospero abarrotero.
Gabriela esa mañana de sábado se encontraba impaciente, con la primera quincena de su nuevo trabajo se había comprado varios pantalones, unos blusones y dos pares de zapatos.
Se había esforzado mucho, ya que al principio no quería ese empleo, ya que había pasado casi tres años de secretaría en una tienda de materiales de construcción.
En ese lugar, Gaby conoció a Nancy quien le presentó a su novio, un muchacho de buena familia el cual ya le había prometido matrimonio y quien conoció por su labor.
Nancy convenció a Gabriela de que se cambiará de trabajo, ya que tenía todo lo necesario para tener un gran futuro en ese negocio y luego de un tiempo aceptó el ofrecimiento.
A quince días de ese suceso, la muchacha se encuentra emocionada y al mismo tiempo ilusionada ya que no tendrá ningún problema para pagar su universidad privada y poder estudiar la licenciatura en educación para llegar hacer una gran mentora como su mamá.
Gaby se mete al baño y se ducha, apenas son las 7:45 de la mañana, pero ella quiere estar lista, atenta y muy guapa, desde hace más de un año que no había podido estrenar atuendo y se quería ver deslumbrante.
Salió del baño, buscó entre la ropa una blusa roja con la imagen de Betty Boo y un pantalón de mezclilla entubado, un par de botas de piel color café, de su mochila sacó unos lentes Hugo Boss que le había regalado su jefe un día antes, como premio a su buen desempeño en el trabajo.
Mientras se secaba el cabello, se escucha el sonido de la puerta. Dijo -¿Papá eres tú?-.
-Sí hija, he ido por el periódico, ya está listo tu desayuno y ahora qué te pasó, te tiraron de la cama-
-No papi, es que tengo cosas que hacer-
-Gaby me tengo que ir abrir la tienda, ahí cierras muy buen la puerta cuando te vayas-
-Está bien papi, me puedes dejar el periódico, te lo llevo en un rato a la tienda-
-¡Mmmm!, bueno, pero me lo llevas, no se te vaya a olvidar-
-Gracias papi, nos vemos en la tienda-
El padre de Gabriela se va, ella al saber que está sola, no le importa salir de su cuarto en ropa interior, para ir a buscar el periódico que quedó sobre la mesa del comedor.
Regresó a su cuarto y lo empezó a hojear de sus labios salió una gran sonrisa, tiró el diario en su cama y comenzó a saltar de alegría.
Se miró en el espejo y se dijo segura, -Gabriela, has logrado lo que ninguna de tus compañeras, salir a los 15 días en el periódico, siéntete orgullosa, vas por buen camino-
Salto una carcajada, se arreglo el sostén, volteó hacia el celular que estaba timbrando, lo contestó y con una voz sexi dijo: - Hola soy Fernanda… sí claro, soy la de la foto… por el servicio cobro $500 pesos… sexo oral $800… y si me quieres para toda la noche tres mil más…

Terminé
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